Le pegó un baile histórico, con ocho goles y sin piedad, lo dejó de rodillas y Coutinho lo remató; Así de duro fue para el Barcelona, ni Messi, ni Suárez, nadie pudo salvar la humillación, el Bayern Münich fue una máquina desde el minuto tres, que se puso en ventaja, hasta el 90 que liquidó la serie.
Müller y su todo terreno en el campo nos hizo viajar en el tiempo, no hay futbolero que no haya volado al Mineirao de 2014, el hambre en cada pelota, la presión alta, la contundencia, hacían inevitable el paralelismo de aquella goleada alemana a Brasil, hoy fue otra goleada alemana, pero a nivel de clubes y ante el Barcelona de Messi, según Vidal, ¿el mejor equipo del mundo?, pues fue humillado.
Los goles fueron una seguidilla de cosas bien hechas, de definiciones precisas: Müller, Perisic, Gnabry, definieron a pura fuerza y seguridad, todo con presión alta, así llegó el cuarto, otra vez Müller. Y en el segundo tiempo, aunque el Barcelona descontó con Suárez que anotó el segundo, porque el primero también fue un gol del Bayern -en contra de Alaba- no cambió nada, Kimmich tras una jugada sensacional de Davies, el infaltable gol de Lewandowski, y para rematar una serie histórica, doblete de Coutinho, uno que salió por la puerta de atrás del Barcelona y que hoy, de la mano de un equipazo, ingresa a la semifinal de la Champions League.
