Dieciséis goles en seis meses convirtieron a Pablo Zeballos en uno de los jugadores más queridos por la hinchada refinera en los últimos años. Y ahora, consumado su regreso, buscará consolidarse definitivamente como uno de sus nuevos ídolos.
No tardó mucho en reencontrarse con el gol. En su segundo partido se despachó con un doblete –había dado una asistencia en su debut– y reingresó al sendero goleador que transitó durante todo el segundo semestre del 2006, antes de trasladar su fútbol de vuelta a su país.
Su último tanto con la camiseta albiverde había sido el 22 de noviembre, ante Wilstermann –que terminaría siendo campeón– por la octava fecha del hexagonal final de aquel torneo boliviano que lo tuvo como uno de sus goleadores, por detrás de su compatriota Alfredo Jara (19).
Después, Cruz Azul, Cerro Porteño, Olimpia, Emelec, Botafogo, Atlético Nacional y Libertad, entre otros –además de la selección de su país–, disfrutaron su fútbol. Ese fútbol que tanto extrañó la gente de Oriente, y que hoy necesita para volver a los primeros planos.
