¡El rey ha muerto, viva el rey! dicta el conocido lema a la sucesión de la monarquía. Algo de eso sucede con el Clásico Paceño, el Tigre hasta el domingo se jactaba de un invicto que duró algo más de un año.
Ahora la cuenta es inversa, Bolívar sabe que después de vencer este escollo puede sumar cuatro Clásicos a su favor, es que los últimos tres -antes de este que ganaron los celestes- son empates, uno por la liga y dos por la copa de invierno, ya suman cuatro juegos que el Tigre no le puede ganar a los celestes.
Esto es así, la paternidad, la superioridad de unos sobre otros es lo que hace de un Clásico una verdadera fiesta.