El origen y la fuerza del carácter Croata

Todos hemos destacado el carácter que tiene el equipo Croata, la fuerza física que demostró en medio de un esfuerzo.
Foto: FIFA.com
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Todos hemos destacado el carácter que tiene el equipo Croata, la fuerza física que demostró en medio de un esfuerzo poco natural, con tres prórrogas y un amor propio, notable y visible, y es bueno entender el origen de esa muestra de carácter de un grupo que creció en medio de la guerra.

La mayoría de sus grandes estrellas rondan o superan los 30 años de edad, muchos de ellos crecieron en medio de la adversidad y vivieron el terror ante sus ojos en su infancia. Luka Modric, Mario Mandzukic, Ivan Rakitic y Dejan Lovren vivieron una infancia en medio de balas, muerte, persecución y exilio. Incluso varios de ellos, sufrieron la pérdida de familiares muy cercanos a causa del conflicto más sangriento que ha vivido Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

La Guerra de los Balcanes estalló y en diciembre de 1991 y ese mismo año el ejército serbio, que trataba de dominarlo todo, llegó hasta la zona. Una de las personas asesinadas fue el abuelo de Modric, que también se llamaba Luka. Suele repetirse que él presenció ese momento, pero en ninguna entrevista lo ha confirmado. De hecho, el centrocampista croata siempre ha preferido no hablar en público sobre el tema. Pero ese día cambió la vida de el crack croata, su familia huyo y no le quedó otra opción que atravesar a pie 40 kilómetros entre las montañas, hasta llegar a la ciudad costera de Zadar, ciudad donde explotó y se conoció su talento.

La infancia de Ivan Rakitic, otra de las principales figuras de la selección croata, también dio un giro por la guerra. Antes de que naciera, sus padres decidieron huir de Croacia hacia la ciudad suiza de Möhlin. La Guerra de los Balcanes, que duraría cuatro años, y dejaría 140.000 muertos y cuatro millones de desplazados, lo llevó a nacer lejos de su país. Sin embargo, aunque vivió sus primeros años en Suiza, junto a su padre croata y su madre serbia —dos naciones que estaban en conflicto—, siempre mantuvo, al igual que sus hermanos, sus costumbres y su idioma. Cuando creció y su talento para el fútbol fue claro, tuvo que decidir para qué selección jugar. Si bien ya lo había hecho para Suiza cuando jugó en la categoría sub 17, al final sus raíces fueron más fuertes. Decidió, desde entonces, llevar puesta la camiseta de Croacia.

Mario Mandzukic nació en la frontera entre Bosnia y Croacia. Huyó con su familia a Ditzingen, Alemania, donde vivieron un lustro en calidad de refugiados. El hoy delantero de la Juventus estuvo a punto de entrar a las infantiles del Stuttgart, pero el gobierno alemán les revocó el permiso de residencia y volvieron a su país en 1996.

Vedran Corluka, entiende perfectamente lo que significa vivir dividido entre dos naciones. Nació en Derventa, en Bosnia-Herzegovina, pero en 1992, debido a la guerra, su familia se trasladó a Zagreb, la capital de Croacia. A diferencia de Rakitic, Corluka decidió jugar por la nación que lo había acogido.

La vida del defensa croata Dejan Lovren también dio un vuelco por la guerra. Una noche de 1992, junto a sus padres croatas, su hermano y sus tíos, huyeron en auto desde un pueblo de Bosnia-Herzegovina. Diecisiete horas después llegaron a Munich, Alemania. No llevaban casi nada con ellos, solo la convicción de huir del peligro de la guerra. En ese momento, Lovren no podía entender el impacto que ese viaje tendría en su vida. Solo tenía tres años.

Son historias de vida de tipos que dejan todo en el campo de juego, a los que se les puede juzgar quizás las formas de celebrar en medio de la euforia, como por ejemplo el video de Vida en el que en medio de Rusia expresó su posición en la separación Ucraniana y que casi le cuesta su permanencia en el Mundial. Cuando hay generaciones que crecieron de la guerra hay secuelas, para bien como su fortaleza, o para mal como su demostración de sentimientos reprimidos en algunos festejos.

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