La experiencia Usaín Bolt que te vuela la cabeza

No es una exageración, muchos que lo habían vivido antes me lo habían comentado, ver la final de los 100 metros con el Jamaiquino en uno de los carriles centrales es un espectáculo digno de vivirlo en nuestra época.
Foto: Rio2016
Foto: Rio2016
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RIO DE JANEIRO. No es una exageración, muchos que lo habían vivido antes me lo habían comentado, ver la final de los 100 metros con el Jamaiquino en uno de los carriles centrales es un espectáculo digno de vivirlo en nuestra época.

En el Estadio Olímpico no entraba un alma más, 50 mil personas, eso no había pasado nunca en este escenario, ni el fútbol lo había conseguido. Al menos tres mil de ellas periodistas que llegamos desde todas las sedes y los estadios para ganarnos un lugar lo antes posible, es que Usaín Bolt genera eso. El resto de las tribunas impresionantemente llenas, la gente pagó entre 200 y 600 dólares para ver los 20 segundos de Bolt en acción, porque la noche del domingo tuvo las semifinales y la final de los 100 metros.

Usaín salió en escena y el mundo comenzó a corear su apellido repetidamente “Bolt, Bolt, Bolt, Bolt, Bolt” al unísono tono de los 50 mil espectadores, porque la mayoría de los periodistas también nos sumamos a la fiesta. El sabe que las miradas están sobre sus pasos, calienta lejos de sus rivales, se lleva las cámaras a un punto aproximado a de los 50 metros, se mueve, gesticula, aparenta estar concentrado para la carrera, pero tiene al público y las pantallas en la mira, saluda, baila, hace gestos de quien se debe a su gente.

Llega el momento, deben ir a la línea, en la presentación, su antagónico, Justin Gatlin, recibió el abucheo de casi todos, y cuando nombraron al jamaiquino se caían las manos en aplausos. Se prendieron los flashes, las cámaras. El silencio se apoderó de todos, respeto a la largada, sonó la señal y nadie los detuvo, un grito de gol que duró algo así como diez segundos, y cuando Bolt pasó la meta, estallaron 50 mil pechos de emoción, incluso el llanto se apoderó de algunos -me incluyó, piantó lagrimón- es que la energía de un tipo llegó al corazón de muchos, es un Super Star del Olimpismo, pero que tiene a la gente como parte de su espectáculo. Selfies y su marca registrada, el saludo con su público y para las cámaras, pasó el primer oro para el hombre más rápido del mundo en algo más de 9.81 segundos.

Increíble lo que genera un tipo con un estadio #UsainBolt !

Una foto publicada por Roberto Acosta Echavarria (@btoae) el

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