La policía equivocó el camino en el Tahuichi

Una vez más estamos ante la duda sobre las formas en que se les da seguridad a los escenarios deportivos, los operativos de seguridad funcionan casi siempre bien, cuando nada fuera de lugar sucede. Cuando la tarea es cotidiana, sin problemas y todo se reduce a un número de efectivos policiales asistiendo a un partido de fútbol como espectadores -no de lujo, porque ven todo el partido de pie- pero de primera fila, podríamos llamarlos.
Foto: Daniel Castedo Guzman / Facebook
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Una vez más estamos ante la duda sobre las formas en que se les da seguridad a los escenarios deportivos, los operativos de seguridad funcionan casi siempre bien, cuando nada fuera de lugar sucede. Cuando la tarea es cotidiana, sin problemas y todo se reduce a un número de efectivos policiales asistiendo a un partido de fútbol como espectadores -no de lujo, porque ven todo el partido de pie- pero de primera fila, podríamos llamarlos.

Cuando algo pasa, los operativos de seguridad casi siempre se ven sobre pasados, no importa si son dos hinchadas, un jugador, o algo que sale de lo normal, pone en figurillas a todo un contingente, supuestamente especializado, pero ¿son aptos para eventos masivos donde además asiste todo tipo de espectadores?, ancianos, niños, mujeres, familias, o ¿son sólo fuerzas de choque que se las usa de igual manera para una represión callejera que para un espectáculo deportivo?

Días antes por Copa Libertadores en La Paz, ya quedaron expuestos por la invasión de vestuario de Pablo Escobar a un arbitro internacional, no lo previnieron y tuvieron que actuar luego del suceso -grave- ahora en Santa Cruz, se vieron excedidos por dos hinchadas que tuvieron un encontronazo fuera del estadio – una rivalidad de hinchadas que además tenía antecedentes- nadie tomó previsiones y otra vez actuaron sobre los hechos. Las hinchadas ya no son sólo hinchas, lamentablemente las agresiones siguen creciendo y nadie toma cartas en el asunto.

Para colmo, la policía tuvo un accionar en el partido que influyó con el desarrollo mismo del encuentro. Un pasapelotas expulsado fue mal tratado por la policía de manera abusiva delante de todos, algo que molestó a la gente de preferencia en el Tahuichi, algunos reclamos desde el lado de atrás de la reja, no le gustó a los oficiales y tiraron gas pimienta sin medir las consecuencias, niños, hombres y mujeres mayores afectados, tuvieron que salir del estadio escapando de la sustancia química, llantos, sustos, masas, pudo generar algo más grave la irresponsabilidad de un oficial, por eso volvemos a preguntarnos, ¿se debe pensar en seguridad privada especializada? gente que trabaja mirando las tribunas y no el partido. La Liga como organizadora del evento, debe comenzar a tomar otros recaudos -en todos los estadios- y prevenir enfrentamientos con logística organizada y profesional. Basta de dejar al azar nuestra seguridad en escenarios deportivos.

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