Donde está él, hay Lio. Messi llegó a La Paz por cuarta vez, aunque jugará su tercer partido en el Hernando Siles, nunca metió un gol, nunca ganó. El mejor del siglo XXI tiene una deuda pendiente en su carrera y esta puede ser su última chance.
“Es imposible jugar en La Paz. Hacía un pique y no me podía recuperar, mientras ellos corrían con todo, no se cansaban, eran siempre más veloces que nosotros”, explicó en 2009 tras la histórica goleada del 6-1.
Esa su primera experiencia ha dejado, sin duda marcada la huella de lo difícil que se le hace jugar en el Siles, en 2013, Argentina con él en cancha, se llevó un punto y Messi dijo: “Hay compañeros con mareos, dolor de cabeza, a mí no me pasó. Son partidos que se juegan así acá. Mucho no se puede jugar. Te presionan, físicamente te pasan por arriba”, y aunque mejoró su experiencia, no supo ganar, menos convertir.
En 2015, la última visita Argentina, Bolivia ganó, Messi no salió del vestuario, estaba sancionado, llegó con el grupo, pero no quiso salir al palco.
Por eso, esta será su tercera chance, quizás la última, que llega al Gigante de Miraflores, un estadio en el que claramente no le gusta jugar, pero uno de los pocos desafíos que le quedan en su exitosa carrera es vencer el miedo a la altura, y romper una red paceña.
