Más que números: lo que dejaron las Eliminatorias

Pensando en lo que viene…
Foto: Agencia Marka Registrada
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A pesar de haberse quedado sin chances de clasificar de forma prematura, la selección nacional tuvo sus buenos momentos en las ya concluidas Eliminatorias. Y si bien estuvo lejos de repetir su mejor campaña –séptimo lugar rumbo a Corea-Japón– desde que está en vigencia el sistema todos contra todos, al margen del fallo del TAS, la igualó en puntos: en cancha, sumó 18.

Pero, más allá de ese detalle, queda claro que aún hay un largo camino por recorrer para volver a ver a La Verde en una cita mundialista. Los jugadores lo saben, y por eso exigen mejores condiciones para que las nuevas generaciones encaren los desafíos venideros con más armas de las que ellos tuvieron; ahora, la ilusión –como repetimos al final de cada Eliminatoria– está puesta en el próximo Mundial: Qatar 2022. ¿Hay con qué ilusionarse?

Dejando de lado a los referentes de este último tiempo que estarán en condiciones de continuar de aquí a dos años –Lampe y Arce, entre otros– en cuanto a los futbolistas, salvo algunas carencias bastante marcadas, hay apariciones interesantes: Luis Haquin, Moisés Villarroel, Henry Vaca, Bruno Miranda… y varios más. Pero, ahora más que nunca, hace falta más que sólo talento para alcanzar el nivel de competitividad necesario para hacerles frente a las grandes potencias del continente.

Y no hay tiempo que perder. Mauricio Soria (¿hace falta decir por qué tiene que continuar al frente del equipo?) hizo pedidos muy puntuales para aprovechar al máximo los meses que quedan antes de que arranque el nuevo desafío: mejor infraestructura, más amistosos (pero con selecciones de peso) y, en definitiva, más oportunidades para implementar sus ideas.

Todo muy coherente. ¿Y por qué negárselo? Después de todo, lo peor que podría pasar sería tener futbolistas de más jerarquía y más roce internacional. Y aunque no esté ni siquiera cerca de ser la solución ‘definitiva’ (no hay tal) que necesitamos, es un salto enorme para empezar a trabajar sobre mejores resultados, y tal vez para volver a erguirse después de una eternidad con la cabeza gacha.

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