Ovidio Messa, un enganche inolvidable

Mucha gente que sabe de fútbol me cuenta que en los 70s no primaba la velocidad en el juego, se priorizaba el talento, la calidad, el lujo y la elegancia. Ovidio Messa Soruco era el ejemplo de ese estilo en Bolivia.
Foto: Colección Julio Mamani / Copa América 1975
Foto: Colección Julio Mamani / Copa América 1975

Mucha gente que sabe de fútbol me cuenta que en los 70s no primaba la velocidad en el juego, se priorizaba el talento, la calidad, el lujo y la elegancia. Ovidio Messa Soruco, un que se abrió camino en la historia a base de fútbol, era uno de los mejores ejemplos de esos años y ese estilo en Bolivia.

Eso es lo que cuentan sus compañeros de equipo, lo dicen incluso otros diez que lo ponen en el podio de los mejores de la historia de nuestro fútbol. El Maestro Ugarte, el Diablo Etcheverry, lograron llevar la 10 en dos momentos históricos, pero Ovidio Messa llevó la diez y la pelota en un equipo lleno de talentosos y todos lo recuerdan como un líder adentro y afuera de la cancha.

Sucede que Ovidio era uno de esos viejos enganches que se ven poco y nada en estos tiempos, sus compañeros e incluso rivales, cuentan que llevaba la pelota bien pegada al pie, la entregaba redondita a sus delanteros para que la empujen, y cada que podía, la clavaba bien pegada a un palo después de acariciar el balón, ¡todo un lujo!
“Ovidio está dentro los mayores jugadores que ha tenido el fútbol boliviano, es un diez que marcó época en nuestro país”, cuenta Carlos Aragonés que hizo una gran cantidad de goles a lado de él jugando en Bolívar.

Ovidio llegó del Chaco luego de haber jugado en dos equipos Petroleros, su talento lo trajo a los grandes de La Paz, y no importa si estás en Tembladerani o en Achumani, la leyenda de Ovidio Messa es gigante en ambas canchas; En Bolívar quizás jugó menos, aunque se lo recuerda por toda su clase. Eso sí, con La Verde hizo estragos en el Libertador Simón Bolívar en esa inolvidable eliminatoria de 1977 que se jugó en ese estadio; En Achumani lo recuerdan como un letal goleador, anotó once tantos en la historia de los clásicos paceños -nueve de ellos vistiendo la camiseta del Tigre- estuvo en la cancha en la inauguración del Estadio Rafael Mendoza y fue parte del histórico campeonato de 1977, el primero en la historia de la Liga.

“Yo quiero a Ovidio, fue un gran amigo, hemos convivido mucho en el fútbol, ha sido un ejemplo en todo momento de mi vida”, dice Erwin Romero, otro que compartió selección con Ovidio. En esa selección Chichi llevaba la 10 y Ovidio era el nueve, pero tenía en el brazo el cintillo de capitán y la voz de mando en el equipo de todos, por cómo se expresan de él, está claro que se ganaba el respeto y tenía la admiración del equipo por su talento y sobre todo su gran calidad de persona.

Así lo recordaremos también nosotros y le contaremos a las futuras generaciones, que Ovidio Messa fue uno de los mejores jugadores de nuestra historia.

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