Partidazo, récord, y una noche inolvidable

Cuando salió Luka Modric del campo de juego, todos sabíamos que la historia estaba terminada.
Foto: FIFA.com
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MOSCÚ. Cuando salió Luka Modric del campo de juego, todos sabíamos que la historia estaba terminada, Croacia se iba a meter en la final de la Copa del Mundo, acá en Rusia, pocos dudan de que él sea el mejor jugador del torneo, quizás sólo encandilado por las ráfagas de velocidad de Mbappé, el buen pie de Griezmann y el torneo de Hazaed, pero para Luka todos son elogios.

El 10 de la selección ajedrezada, sumó su undécimo partido mundialista, algo que sólo tenía como récord Dario Simic, a quién superará el fin de semana y será el hombre récord de su país en Copas del Mundo, pero no sólo, eso, es el abanderado de un sueño y un desafío gigante.

En el estadio de Luzhniki pudimos comprobar que Luka pasó a ser el máximo ídolo, algunos que aún llevan la camiseta de Davor Suker -hoy presidente de la Federación- ya saben que hay un nuevo ídolo que está a la altura, los medios internacionales ya piden el balón de oro para él, y las luces de la final se posicionarán sobre su figura, él fue en gran parte el artífice de la remontada Croata, él es quien le da a sus compañeros una batería de energía extra, él es quien logró lo que no pudieron sus antecesores hace 20 años, él, lidera el equipo que busca hacer historia grande para un país pequeño, sufrido y golpeado, el fútbol y el talento de Luka Modric, pueden hacer posible lo imposible.

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