Lo que no fue: 3 cosas que le faltaron a Sport Boys para hacer historia en Brasil

Después de verse en desventaja, el equipo de Warnes se levantó, se ordenó y, jugando con inteligencia, le complicó la vida a los brasileños, que no podían creer lo que les estaba pasando: un modesto equipo boliviano les estaba ganando con justicia en su casa. Pero, entonces, ¿por qué el resultado final refleja una realidad tan distinta?
Foto: Conmebol.com
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Por cómo había arrancado el partido, daba la sensación de que Sport Boys no iba a ser rival para las constelación de estrellas de Atlético Mineiro, pero no fue así. Después de verse en desventaja, el equipo de Warnes se levantó, se ordenó y, jugando con inteligencia, le complicó la vida a los brasileños, que no podían creer lo que les estaba pasando: un modesto equipo boliviano les estaba ganando con justicia en su casa. Pero, entonces, ¿por qué el resultado final refleja una realidad tan distinta? Entre otras cosas, por estos tres detalles:

Resto físico. Este punto no se le escapó a nadie: hasta el minuto setenta, el Toro jugó el partido de su vida. Pero, de ahí en adelante, los brasileños hicieron pesar sus condición atlética para pasarlo por encima con muchísima contundencia.

Experiencia. Algo muy relacionado con el apunte anterior: para dosificar energías y aguantar un resultado fuera de casa, jugando a este nivel, es necesario tener encima muchos partidos internacionales sobre las espaldas; saber defenderse con la pelota, hacer tiempo y, sobre todo, mantener la concentración hasta el último segundo.

Serenidad. Al verse en ventaja, el equipo se atufó, y cometió errores propios de un debutante: se metió muy atrás (su endeble defensa e inseguro arquero sintieron la presión), resignó a sus hombres con más peso en ofensiva (Tenorio y Messidoro) y apostó por alargar la cancha para liberar a sus hombres de punta. ¿El resultado? No volvió a generar opciones de gol y los brasileños –con más jerarquía que fútbol– lo liquidaron.

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El Tigre dejó escapar puntos por su ineficacia

El empate a uno registrado en el Jesús Bermúdez entre Santos y Atigrados dejó un buen gusto a la vista, no porque haya sido un buen partido, si no porque fue intenso, frontal y tuvo absolutamente de todo. En el primer tiempo hubo poco para rescatar, porque el 0 a 0 con el que se fueron a medio tiempo dejó incluso poco; Si bien el Tigre siempre fue más, no logró romper el equilibrio. En el complemento en cambio, el ingreso de Méndez en el local y la salida de Neumann en la visita logró desnivelar un poco la balanza para el Santo que llegaba mejor, con desorden, pero más frecuencia y con más chances claras. Fue así que llegó el primer gol, en una jugada desordenada Abel Méndez encontró el baló y se la picó ante la desesperada salida de Peñarrieta. Para ese momento Robles ya había tapado el primer penal. Luego llegó el empate de Jair Torrico a los 70 y el Tigre se animó, llegó el segundo penal a diez del final y Robles volvió a decir que no para dejar la cuenta con el empate cerrado.