La violencia se va apoderando de los escenarios deportivos en varias partes del mundo. Son frecuentes las informaciones relacionadas a campeonatos que están a punto de paralizar sus actividades porque no existen garantías para los actores, como tampoco para los espectadores. Lo que sucede actualmente en Uruguay que ha recibido una severa sanción internacional es el resultado del descontrol originado en los campos deportivos.
En Argentina se programan frecuentemente partidos sin la asistencia de espectadores o se prohíbe el ingreso de hinchas del equipo visitante.
En resumen el fútbol profesional está perdiendo la esencia misma, esa que lo llevó a constituirse en el deporte más popular del mundo; y lo peor que nadie parece tener la solución a un creciente problema del que ningún país está libre.
Proclives como somos los bolivianos a imitar mucho lo que sucede en países vecinos, estamos cerca de que nuestros escenarios dejen de ser lugares de recreación donde todavía los aficionados puedes asisten en compañía familiar.
Los recientes problemas originados en el estadio Hernando Siles, con motivo de dos encuentros del torneo de la Liga Profesional, son una clara demostración de lo que tememos se generalice en nuestros campeonatos.
Por eso mismo es oportuno que los dirigentes de elite vayan estudiando las medidas adecuadas para evitar la proliferación de estos tristes sucesos que incluso pueden enlutar a familias bolivianas.
En necesario que los que originan esos deprimentes espectáculos sean sancionados severamente. Dejar en el olvido situaciones como las referidas porque no son aún muy frecuentes, sería un gran error.
