Dos goles hizo Peñarol, dos goles que golpearon el ánimo de Wilster, al principio y al final.
Una vieja costumbre del fútbol boliviano, sufrir en los primeros minutos y en los últimos de un partido, la ansiedad y la presión siempre terminan jugando una mala pasada, más cuando la suerte se viste con la camiseta del rival como pasó en el Centenario.
Los dos goles de los Rodríguez, Jorge y Jhonatan, no fueron limpios, es cierto, tuvieron el tiempo, el espacio para definir uno de zurda y el otro de derecha, pero la pelota, caprichosa, quiso golpear en un jugador de Wilster y descolocar por completo a Dituro.
El primer gol, rebotó en la espalda de Andaveris y tomó una comba inalcanzable para el argentino. Y ya cerca del final, el otro Rodriguez remató y la pelota parecía estar controlada por Dituro, pero rebotó en Cristian Vargas y se fue adentro, esa maldita suerte.
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