Luis Suárez y Steven Gerrard jugaron un partido aparte, ambos son el espíritu, el corazón de sus equipos, amigos y compañeros en Liverpool, rivales en Brasil.
El jugador de Inglaterra, manifestó un día antes del juego que no pensaba hablar con Suárez por respeto al trabajo de todos, pero sabía que su presencia era muy importante.
Las dudas sobre como iba a llegar el charrúa eran grandes, “Quizás no tengamos al mejor Suárez, pero su presencia es muy importante” decía Tabarez.
Luis llegó al campo de juego, como una fiera enjaulada, ansioso por conseguir sus primeros goles, con la fuerza de siempre, al frente el primer choque del partido fue con su amigo y compañero Steven Gerrard, el inglés cayó desplomado al piso, Suárez arrasó con él se llevo la pelota que murió en un lateral pero era un sintóma inicial de lo que vendría. Gerrard fastidioso ya simplemente veía pasar a los rivales, sus arengas de líder no llegaron a sus compañeros, Suárez pedía le pelota y la embocaba dos veces, el abrazo con su kinesiólogo y la historia ya contada.
Suárez fue el héroe de un equipo con un corazón guerrero, Gerrard terminó siendo la imagen de un corazón golpeado, la juventud inglesa no pudo con el coraje rio platense.
Suárez como al inicio del juego, se acercó al final, una brazo para su amigo, el consuelo, pero ante todo la amistad de dos gladiadores.
