Tem que sufrir, tem que chorar

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Los partidos entre los miembros de la CONMEBOL nunca decepcionan en mundiales. Es como si quienes se enfrentaran se miraran a la cara diciendo “yo te conozco, no me metes miedo”. Por eso cuando en el 1T comenzaron tomándose el pulso, el hielo lo rompió la pelota parada y David Luiz definiendo. La respuesta chilena fue de orden y paciencia: casi un cuarto de hora después, una jugada “made in Sampaoli” determinó el empate. Con esa misma jugada casi lo define Chile en el 2T.

Quienes encienden la tele esperando ver a Brasil y su magia, no muevan su antena, la imagen no se congeló. Impreciso Brasil, con pases fallados a granel, mirándose entre ellos tratando de entender qué pasa. Neymar esperando que lleguen las pelotas del medio, Hulk bajando un poco a recuperar (su mejor partido, creación y un gol no convalidado). La respuesta adelante no fue Fred, revelación en la Confederaciones, ni Jô, y la gente en la grada barajaba nombres que a estas alturas no entran ni entrarán: Kaká, Dinho… ¿Ronaldo no podría volver?

Chile por su lado, el orden y la serenidad. Chapeau para un equipo consciente de su orden, su sabiduría en el manejo de la pelota, pero que llegaba a la puerta del área y no se la creía, se volvía un manojo de nervios y perdía valiosas centésimas de segundo. Solo exigió a Julio César en un par de ocasiones en el 2T y Pinilla estrelló un balón en el travesaño a los 92’ que hubiera causado una tragedia nacional en el Mineirâo. En la tribuna pintada de amarillo, la gente tampoco entendía por qué el “chi chi chi…” se escuchaba más fuerte, no entendía cómo un Brasil local en su mundial no podía despachar a un rival que en los papeles era inferior pero que se paró con toda la dignidad del mundo y generó el drama hasta el momento de los penales, cuando sus ejecutores fueron menos precisos. Los penales son una reducción a mínimos pero nunca una lotería, simplemente definen que gane el que mejor patee o el que menos falle. El experimentado Julio César atajo dos, pateados abajo y al medio, y Jara estrelló uno en el poste. Pasa Brasil, pero Chile le pasó factura. Neymar Jr. llorando al final era el resumen del drama, del bendito drama que nos regalaron estos vecinos y su obstinación de querer quedarse en la copa.

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