Chichi Romero, el mejor número 10 de Bolivia

Para muchos hinchas, entrenadores, exjugadores y aquellos en actividad, periodistas de antes y los de hoy, Erwin “Chichi” Romero Escudero…

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Para muchos hinchas, entrenadores, exjugadores y aquellos en actividad, periodistas de antes y los de hoy, Erwin “Chichi” Romero Escudero es el mejor número 10 que dio el fútbol boliviano. Para éstos, no hay duda alguna al afirmarlo.

“Realmente es un halago muy grande que la gente piense así, sabiendo que el fútbol boliviano dio tantos buenos jugadores en este puesto”, afirma “Chichi” Romero al # 1 desde Santa Cruz de la Sierra, donde reside.

Erwin fue un extraordinario jugador de fútbol, ambidiestro, pero su magia esencialmente estaba depositada en su pierna derecha, con la que amagaba y jugaba con el balón en una baldosa; un metro cuadrado era suficiente para que el genial 10 se deshaga de sus contrincantes ocasionales.

Paseó su fútbol durante 20 años en el balompié boliviano. Comenzó aún antes de que naciera la Liga, en 1972, y concluyó su andadura en 1992, un año antes de que Bolivia se clasifique al Mundial de Estados Unidos 1994.

Su carrera es resumida en cinco líneas y media, pero no alcanzarían para contar la magnífica trayectoria de un jugador adelantado a su época, con un driblin exquisito, con una calidad innata, con un fútbol de potrero, de barrio. Nacido en Camiri, en la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz de la Sierra, en la década de 1960, emigró a la capital junto a su familia para vivir en el tradicional barrio de la Máquina Vieja; de ahí que es casi lógico que su primer equipo en el fútbol fuera Destroyers, representante de la zona.

En el “Tractor amarillo” jugada de marcador central, hasta que en 1975, Ramiro Blacut, director técnico de la selección boliviana juvenil, la que participó en el sudamericano de Lima, Perú, lo puso de 10.

Desde aquella época, esa fue su camiseta, el signo distintivo de su fútbol, de su habilidad, de su clase. Oriente Petrolero, del que es hincha declarado, fue su segundo equipo, donde llegó en 1975; allá, con 16 años, comenzó a escribir su historia y se consagró como jugador de talento puro.

“El fútbol de antes era diferente, no había el juego limpio, no se protegía la habilidad, así que me las batía con rivales que venían con todo”, recuerda.

Pero con el paso de los años y los partidos, en base a pura habilidad, se ganó el respeto de sus rivales. En 1980 dio el salto al exterior, Oriente lo transfirió a Quilmes de Argentina.

“Ahora alguien en el medio juega y quiere irse al extranjero, antes era difícil para un boliviano salir, tenía que ser realmente bueno”, sostiene “Chichi”. Después de su experiencia en Argentina, lo tuvieron Blooming, Bolívar, Wilstermann, Real Santa Cruz, Bucaramanga, de Colombia, y Orcobol, hasta que decidió colgar los botines en 1992, a los 35 años.

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Por dedicarse completamente al fútbol, Erwin tuvo que tomar una decisión importante para su vida: dejar sus estudios, y lo hizo en una época donde el fútbol no era visto precisamente como una profesión con la que ganarse la vida.

“No me arrepiento de haberlo hecho, aunque fue difícil, siempre pensé que si me metí al fútbol era para dedicarme el cien por ciento, para surgir, para sobresalir y eso sólo se logra con dedicación plena”, comenta. “Chchi” jugó en una época cuando los 10 abundaban, prácticamente todos los equipos que se preciaban de buenos contaban con un armador (ahora se llama enganche), esa especie en extinción en el fútbol mundial, así que sobresalir era difícil.

“El 10 no es el número en la espalda de una polera, es la categoría que tiene un jugador”, afirma Alessandro del Piero, el talentoso volante italiano, ídolo de la Juventus, de Turín. Ese tan elevado concepto, como a pocos jugadores, le queda como traje a medida al gran Erwin “Chichi” Romero, ese “señor” número 10 que paseó su genio en las canchas de fútbol.

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234 Goles Convirtió “Chichi” Romero durante 20 años de carrera en el fútbol profesional boliviano.

No era un delantero neto, un 7, 11 o un 9 de área, pero tenía un fuerte remate de larga distancia; era un especialista en los tiros libres.

Sus pases en profundidad, otra especialidad.

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