Estas son la clases de historias que conmueven, alegran, llenan el alma de los futboleros de ley, esos que saben de amor por los colores como nadie. Si ahora mismo te dijeran que a tus 103 años verás jugar por primera vez a tu equipo la final de la Copa Bridgestone Libertadores, probablemente te reirías y hasta tomarías como una “burla” de tus amigos, pero si te lo dicen, tranquilo, que puede pasar. Conozcamos la historia de Ramón Martínez, que tras un siglo de vida, verá a su amado Nacional jugar la final del torneo más importante de América.
“Lo vi a Nacional, el club donde jugué en Inferiores, en la final de la Copa. ¿Qué más puedo pedir? Ahora me puedo morir feliz”, comentó Ramón al sitio de la Conmebol. “Don Ramón” como es apodado, asistió al Defensores del Chaco para el partido de ida, pero pese a su buen estado físico y mental, no viajará a Buenos Aires para ver la revancha.
Sobre su presencia en el partido de ida, los hijos recordaron: “Papá estaba como un chico que va a ir por primera vez a la cancha”, cuenta Amelia.“Papá va a subir trotando las graderías”, agrega Cecilio, otro hijo, a su vez gran figura del fútbol, integrante del Nacional y de Guaraní, en Paraguay, del Sao Paulo y Boca Juniors.
Habló poco, es cierto, y más allá de su notable condición a tan entrada edad, no estaba para dar grandes discursos, pero una de las cosas que le comentó al periodista Robert Singer, autor de la entrevista, fue que en sus inicios como futbolista compartió las inferiores junto al goleador histórico del fútbol argentino, Arsenio Erico, gloria de Nacional. Todo un testimonio el de Martínez que más allá de lo que pase, para él, Nacional ya ganó.
Fuente: Pasión Libertadores
