Los pilotos ya están trabajando en sus motocicletas y cuatriciclos, la etapa maratón los deja solos en Bolivia, los competidores no cuentan con la ayuda de nadie hoy, son sólo ellos y sus fierros.
Claro, en Bolivia encontraron mucho calor humano, en el bivouac tenían un kit que incluía un lindo poncho y gorrito andino (chullu), los pilotos llegaron, saludaron a la gente, se limpiaron la tierra, hasta se pudieron pegar una ducha en el Regimiento Loa, pero ahora cuando comienza a anochcer comienza lo difícil, deben re acondicionar sus motos, ya saben que el Salar será bordeado, ya conocen la ruta y estudian sus nuevas hojas de ruta.
Saben que cada día que pasa están más cerca de Valparaiso y la meta, saben que si superan mañana la vuelta al Salar de Uyuni, habrán completado la segunda maratónica del Dakar.
Para que eso pase, los pilotos hoy también saben, que sólo faltará desafiar al desierto -lejos de ser fácil- pero ya Bolivia no es una preocupación, ya saben que acá están como en el cielo, sólo tienen que disfrutar de nuestro Salar.
