1. Plantear un partido pensando en no recibir goles, por eso no se debe incluír al mejor jugador de Bolívar de titular para poner a los tres volante de contención que “aseguran” romper todo lo que se intenta crear, a riesgo de no crear y dejar que las individualidades hagan su trabajo, solos, no importa que hagan lo que puedan, lo importe es no recibir goles.
2. Pensar en que no puedo recibir otra cachetada más, la eliminación de Copa y la goleada del domingo fueron suficientes; Ahora se debe asegurar un resultado que rescate el honor, poner una doble marca en la contención, y no dejo que mis laterales se descuelguen, no salgo en velocidad, guardo todo lo que mostré en el primer clásico por que quiero evitar el fiasco.
3. Designar a un arbitro que tenga la capacidad de perder toda autoridad en sólo 25 minutos de juego. Que sea capaz de discernir según la trayectoria del jugador a quien amonestar y a quien no. Que tenga la tolerancia para permitir golpes inconcebibles y que sepa cortar el juego en toda caída posible para que el poco fútbol que surge desaparezca del campo.
Esta receta de cómo robarle el alma a los protagonistas del Clásico Paceño fue aplicada ayer por Miguel Angel Portugal, Eduardo Villegas y Oscar Maladonado.
