El equipo celeste parecía no iba a tener problemas ante un tímido Blooming, terminó sucediendo todo lo contrario, se cerró el arco y la llave la tuvo que traer desde los Yungas Jaime Arrascaita.
Los españoles de Bolívar hacían mucha diferencia, jugaba a placer el equipo celeste, llegó el primer gol y la ofensiva de Portugal seguía siendo podeorsa, pero olvidaron defender, una descordinada salida, un error en la cobertura y una pelota mojada que se escurrió a las manos de Quiñonez fueron suficientes para que la confianza celeste se transforme en nerviosismo e histeria.
Volvieron los fantasmas al Siles, aquello que le privaron de ganar a San José, a Sport Boys o Real Potosí, una defensa con dos líneas de cuatro y un arquero que ganó confianza, a los que se le sumaron dos palos -uno de ellos increíbles- hacían suponer que el candado nuevamente se había cerrado para los celestes.
El Siles que tuvo un importante marco humano era un hervidero que empujaba la pelota sobre el arco de Marco Vaca, Bolívar probaba de todo lado, desesperadamente desde el inicio del complemento, fue victima de su propia desesperación, Portugal sacó a los dos laterales para sumar gente de ofensiva, ya en las tribunas se veía gente elevando plegarias, fueron escuchados, en el primer minuto de los cinco de adición que dieron el equipo celeste encontró al hombre que tenía la llave para abrir el candado, Jaime Arrascaita, tuvo que llegar hasta la línea del arco para empujar la pelota y asegurarse que no se estrelle en el palo o suceda algo fuera de lo común.
Bolívar estalló, la lluvia en Miraflores cambio por una de papelitos que pinto el campo de blanco, los celestes festejaron con el Arrascaita en la boca que su chance sigue intacta, ahora sólo les falta ganar un partido en Potosí.
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