Es su segundo Dakar, y aunque viene algo relegado sueña como todos en llegar a la meta, Buenos Aires entre ceja y ceja para el cochabambino que llega a cada campamento cansado, sólo, con su carpa en mano, la arma, mete su moticicleta, se acomoda, descansa cuando puede, o trabaja en su máquina, sin tiempo para mucho más.
En La Paz está acompañado por su señora, ella lo acompaña en la carpa, llegar a la Sede de Gobierno fue para Danny todo un desafío, al entrar al bivoauc de Irpavi, le contó a Late! que estuvo a punto de quedarse sin Dakar. Si no hubieran decidido el corte en Tupiza – Oruro, se le hacía imposible seguir.
“Siempre que llego a Bolivia me pasa algo, ahora no fue la excepción, me pegué un porrazo bárbaro al entrar a Tupiza y llegué muy lastimado, luego vino Oruro, esa etapa fue muy difícil, y la verdad les digo, que si no la acortaban yo creo que no llegaba, estaba muy mal. Ahora que llegué y estoy aquí (en La Paz), sólo tengo algo en mente, llegar a Buenos Aires”, dijo Danny Nogales.
Un gladiador del Dakar, no sólo porque vino por su revancha, si no que volvió a venir sólo, sin asistencia, él, es su médico, su mecánico y su mochilero, él lleva en su mochila, su carpa, sus herramientas y mucha pasión, si no, no hay manera de explicarlo.
