Del 24 al 1-4: Tres diferencias clave

¿Cuánto puede cambiar en tres meses? En un equipo de fútbol, una infinidad. El Clásico Paceño de este miércoles fue una clara muestra de ello. Pocos esperaban una goleada de las dimensiones de la que consiguió Bolívar. Sin embargo, al buscar explicaciones, es posible encontrar varios factores que pudieron incidir en que, poco más de noventa días después, los celestes encontraran una victoria que, en su anterior enfrentamiento con The Strongest, hubiera valido un título.
Fotos: Agencia Marka Registrada
Fotos: Agencia Marka Registrada

¿Cuánto puede cambiar en tres meses? En un equipo de fútbol, una infinidad. El Clásico Paceño de este miércoles fue una clara muestra de ello. Pocos esperaban una goleada de las dimensiones de la que consiguió Bolívar. Sin embargo, al buscar explicaciones, es posible encontrar varios factores que pudieron incidir en que, poco más de noventa días después, los celestes encontraran una victoria que, en su anterior enfrentamiento con The Strongest, hubiera valido un título.

Bolívar se reinventó, al Tigre le faltó recambio. La Academia sólo repitió tres titulares con respecto a la final navideña: Gutiérrez, Justiniano y Morales. Los atigrados, por su parte, presentaron casi el mismo equipo –si no se lesionaba Marvin, probablemente hubieran jugado los mismos once–, pero con varios futbolistas lejos de sus zonas de confort: Wayar fue improvisado como lateral izquierdo (¿qué pasó con Checa, Pérez y Jara?), Castro, sin un volante de recuperación a su lado, no pudo generar fútbol y Veizaga, uno de los más bajos, jugó recostado por la izquierda. ¿Los nombres pesaron más que el sistema?

El momento anímico. No hay dónde perderse: Bolívar llegó casi derrotado al Clásico del 24, había sufrido el golpe más duro tres días antes, en Warnes. Esta vez, llegó como único puntero del campeonato y con sed de revancha. Pero el Tigre, que jugó la final casi sintiéndose campeón, venía de una semana muy complicada, plagada de incidentes extra futbolísticos y sin su técnico. Aún así, se esperaba mucho más de ellos.

Beñat aprendió la lección. Hasta Farías lo dijo: con y sin la pelota, Bolívar fue mucho más que su Tigre. ¿Por qué no lo había sido en la definición del torneo pasado? Además de los anteriores puntos, que pesaron y mucho, la propuesta del español, en general, fue mucho más ambiciosa; aunque, a priori, no lo parecía. Le complicó la vida al mediocampo atigrado con la presencia de sus tres hombres de contención, Justiniano, Prieto y Morales, y con un sólo hombre de punta –que, además, juega muy bien de espaldas al arco, como Ferreira– sus extremos, Arce y Fernández, tuvieron libertad para penetrar con más espacios en el fondo atigrado. Y la defensa, con Raldes como bastión, casi impecable.

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