Día 5: Aplicamos una máxima mundialera

Me la enseño Remberto Echavarría y hoy cayó como anillo al dedo.
Foto: @btoae / Late!
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MOSCÚ. Recuerdo una de las tantas charlas que tuve con Remberto Echavarría, él me contaba que en un Mundial uno va a vivir y respirar fútbol, es lógico, si no vienes a eso, ¿a qué vienes?. Entonces recordé esa mi primera lección en cobertura de Mundial a mis diez años y la apliqué al pie de la letra: “Vas a la sala de prensa te agarras un buen lugar y miras fútbol todo el día”.

Eso tocó hacer en este quinto día en suelo Ruso, el Spartak Stadium fue mi centro de operaciones, esperaba más presencia de hinchas, todos prefirieron irse al centro de la ciudad a un banderazo, yo me quedé esperando por Sampaoli en el estadio, con dos intenciones claras: La primera era acceder a la famosa lista de espera -no tengo espacio asignado aún para el debut de Argentina- y la segunda era poder ver los tres partidos.

Fueron una locura, el gol de Gimenez fue el menos gritado en la sala de prensa, los rusos saben que ese gol puede complicarlos. Pero el de Irán, fue un estruendo de alegría -muchos iraníes en Moscú- y finalmente el Portugal España, fue como estar en una tribuna VIP, espectacular. Gran día de Mundial, bien futbolero, y bien aplicada la lección que me dio el doctor Echavarría, creo que además me permitió encontrar la fórmula mágica al cambio horario: comer con horario ruso, dormir con horario boliviano y trabajar en un mix de ambos.

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