RIO DE JANEIRO. Detrás de cada una de las medallas y más aún, detrás de cada deportista en los Juegos Olímpicos hay grandes historias, pero sobre todo si hablamos del deporte amateur sudamericano, hay situaciones que pueden ser increíbles para la elite del mundo deportivo.
Cuando un atleta gana una medalla vemos lagrimas de emoción que son un reflejo de las cosas que pasaron durante los cuatro años olímpicos, y el caso de Óscar Figueroa, no ha sido la excepción, el colombiano, pudo haber estado en la cárcel por un fraude en un préstamo bancario en este 2016.
La historia es elocuente, porque denota lo buena persona que es él, sucede que su amigo le pidió comprar una auto a crédito a su nombre en 2009, él accedió confiando en la amistad, pero le fallaron, las deudas comenzaron a incomodarlo, así que el amigo le dio el auto como parte de pago, pero olvidaron hacer los papeles, el auto fue robado, y como Oscar lo reportó, pero sin papeles, cayó sobre el la deuda y un proceso por fraude fiscal. A inicios del 2016 salió la sentencia que lo condenó a la cárcel. La deuda al banco fue saldada por el padre de su amigo, y a Figueroa le dieron detención domiciliaria por no tener antecedentes.
Pudo seguir con su preparación para Rio, y llegó a los Juegos, se llevó la de oro, y le dio a su país la primera medalla dorada en varones, las otras dos, de las tres en total que logró fueron en damas. Ahora volverá a Cali, a firmar su acta de buen comportamiento, aún tiene la sentencia vigente sobre sus espaldas y aunque está en un periodo de apelación, la vida de Oscar cambiará para siempre, porque la medalla de plata de Londres, quedó chiquita a lado de la redonda dorada que lleva ahora a casa.
