¿El fútbol boliviano es sólo caos? (Una lectura desde el juego, claro)

Hoy en día se ha querido hablar de estilos de juego alrededor del mundo, ya sea por la antigua disputa donde Mourinho parqueaba el bus con su Inter, o el juego de posición de Pep en el Barcelona.
Foto: Agencia Marka Registrada
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Hoy en día se ha querido hablar de estilos de juego alrededor del mundo, ya sea por la antigua disputa donde Mourinho parqueaba el bus con su Inter, o el juego de posición de Pep en el Barcelona. Cómo no mencionar el rock’n roll vertical y el Geggenpresing de Jürgen Klopp en el Liverpool actual. Y en fechas más cercanas, a pesar de que Guardiola mantiene su prestigio en la Premier, se habla más de la victoria de los pragmáticos contragolpes de la nueva campeona del mundo o la cuarta Champions del Madrid por el buen manejo de vestuario de Zidane. Entonces es cierto que no habrá fórmulas secretas que dirijan el fútbol o se declaren dominadoras totales. Pero a todo esto nos hacemos la pregunta: ¿tendremos estilos de juego en el fútbol boliviano? ¿Se copiarán estilos de juego del exterior, o ya se tienen estilos propios?

Lo visto en el presente torneo nos permite percibir, desde los equipos más adelantados de la tabla, claro está, que existen patrones de juego que nos tientan a definir estilos. O sin obsesionarnos tanto, se elaboran fórmulas repetidas o sociedades en el juego que alimentan un posible estilo, respaldado por su eficiencia en goles. ¡Y sí! Si queremos ser simplistas, Arias podría ser tachado de aficionado de Guardiola, y Villegas o Mosquera serían los expertos en parquear el bus. Pero la excelente campaña de Royal Pari en el liderato, la constancia de su inmediato perseguidor The Strongest o el repunte que quiere alcanzar Bolívar, han dejado huella por sus formas para conseguir las victorias, para manejar el juego, el balón.

Para no hacer demasiado abultado el análisis, recurriré solo a la fase ofensiva, la cual reduce la riqueza de la comprensión del juego. El juego se puede entender como una organización integral de todos los aspectos para hacer goles y que no te los hagan (defensa, gestación, ataque, presión… La lista de aspectos es larga). Pero creo conveniente quedarme con la propuesta ofensiva porque los tres equipos se destacan en ella, y es una de sus mayores virtudes para estar en lo alto de la tabla.

El Inmobiliario y los desbordes profundos

Empezando por el equipo Inmobiliario, se da una mezcla del talento de sus delanteros con la gestión de su técnico. Las apariciones de Saulo Guerra por derecha y Pedro Siles por izquierda permiten que el equipo cruceño sea amplio y dinámico por los costados. Como se vio en las victorias ante celestes y atigrados, ese dinamismo por las bandas, sumado a la técnica que tienen sus jugadores, son las fórmulas repetidas para la fabricación de ocasiones. Pero esta fórmula no podría alcanzar la eficacia sin la potencia con que Mosquera pivotea y refresca estos ataques, o bien los termina. Se podría decir que no hay una exagerada tenencia ofensiva, pero sí mucha química y coordinación para conectar el medio campo con estos aleros, y estos con su finalizador.

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El Tigre, con criterio y una estructura adelantada

Respecto a The Strongest, hay que ser justos en mencionar que tiene la ventaja de mantener un esqueleto base en su alineación desde hace varios años (Vaca, Marteli, Wayar, Castro, Escobar…), lo que permite que las relaciones futbolísticas sean más fluidas. Pero la mano de Farías ha sido bastante astuta, seleccionando dos equipos para que funcione una rotación que aliviane los desgastes en todo el campeonato.

Tenemos que empezar con la propuesta ofensiva, que sí es una sola a pesar de estos cambios, aunque con matices. La amplitud la dan tanto los volantes por los costados como la subida de cualquiera de los laterales de turno. Pero es esa especie de doble pivote entre Wayar y Castro el que maneja y dirige los ataques aurinegros. Desde ahí empiezan las jugadas, o retornan a sus pies para idear una nueva. Además, destaca la pareja de delanteros que es intercambiada: Blackburn-Escobar explota desde la búsqueda del panameño para que este finalice. Mientras que Vaca-Novoa goza de más desbordes de Henry y anticipaciones permanentes del venezolano.

En resumen, el Tigre mezcla amplitud y desbordes controlados por sus buenos mediocampistas. El Tigre tiende más a la tenencia del balón, pero le ha faltado reaccionar ante las adversidades (Royal Pari y Bolívar).

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La bipolaridad entre el buen toque o la improvisación en La Academia

La Academia, aunque es un caso bastante complejo por su flojo inicio del campeonato, se mantiene en la tercera ubicación gracias a que cuenta con sociedades en los costados, aunque a veces se encomienda a la improvisación de sus delanteros.

Los celestes plantean un esquema atrevido y mucho menos pausado que el de su tradicional rival. Azogue y Justiniano como doble contención cumplen lo contrario que la pareja del Tigre: tapan los espacios defensivos permitidos a la delantera de casi seis hombres: Arce, Callejón, Riquelme, Rodríguez (Ferreira) y los laterales que acompañan. La elaboración del juego recae en la explosividad por las bandas, donde destaca más el buen criterio de Saavedra que la voluntad de Flores. Y, en ese sentido, el flanco derecho por la pareja Arce-Saavedra, con más química en sus paredes. Callejón del otro lado no es menos peligroso, pero no se valora la creación que aporta Felipe Rodríguez, luego finalizada en el segundo tiempo por la astucia de Ferreira. Y podríamos destacar las virtudes de Riquelme (la jerarquía para definir), pero se nos escaparía explicar que el funcionamiento de la ofensiva depende de la libre asociación.

Cualquier delantero puede terminar haciendo la personal. O repentinamente hay triangulaciones sorpresivas con los laterales, y el último toque lo da Riquelme. Suena bastante dinámico y deslumbrante, pero es tan inconstante como se percibe: o se espera inspiración y jugadas a un toque, o se tiene una tarde donde aparecen muy pocas ideas. Sus jugadores aún no han alcanzado un desempeño que afirme su confianza en sí mismos o la de la hinchada.

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¿Fútbol de desborde?

Como hemos podido ver, aunque puede parecer se podría simplificar que a los tres equipos analizados como apostadores a ataques profundos de desborde, el detalle está en la forma en que implementan esta virtud. Royal Pari es directo en la búsqueda de sus extremos que corren a fondo para dar el pase de la muerte; el Tigre combina la posesión y la claridad de su mediocampo para decidir con quiénes y cómo amplía la cancha; mientras que Bolívar es la versión más ambigua: A veces tiene buenas sociedades por los costados, pero depende más de la inspiración individual. Entonces, sí. Podemos encontrar un estilo o al menos una herramienta más comúnmente usada en nuestro fútbol. Y una coincidencia tan grande puede servir si es explotada y complejizada en distintos equipos, o para cuando sus jugadores se junten en la selección.

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