RIO DE JANEIRO. Neymar, sus problemas extra futbolísticos, los malos resultados de Brasil, en los últimos torneos internacionales, la última alegría en un torneo oficial de FIFA o Conmebol para Brasil fue en 2013 en la Copa Confederaciones, todo eso, hizo que la gente ya no confíe en ellos, las decepciones en los dos últimos mundiales, con el 7-1 de Alemania, y la derrota ante Bélgica en Rusia, pegaron duro en el corazón futbolero de Brasil, era algo evidente apenas llegamos a pisar este suelo.
Pero algo cambió cuando Argentina eliminó a Venezuela, claro, un día antes Brasil había eliminado a Paraguay por penales, se había sacado la mochila de las dos últimas Copas Américas, su viaje era más liviano, y ahora estaba acompañado por la gente, que sabía que el clásico sudamericano era su chance, una forma de pedirles perdón por los años de sequía y por los tragos amargos de los últimos años. Lo fue. La gente cambió, la Copa cambió de clima, las calles se pintaron de Amarillo, verde, azul, los colores de su equipo, otra vez había brillo en los ojos de los aficionados.
Claro, Brasil en el camino tenía que confirmar ese reencuentro cumpliendo en la cita del Maracaná, al frente Perú, al rededor 60 mil espectadores y millones más en el país esperando este momento, volvieron a gritar campeón. Everton, Gabriel Jesús, ¡Dani Alves! lograron sanar heridas viejas, sin el discutido Neymar, la Canarinha volvió a sonreír, la alegría del pueblo volvió, no hubo tanta mística en este título, es más, quizás la Copa América de Brasil sea olvidada pronto por el bajo nivel futbolístico, el mal estado de las canchas y las constantes quejas del bajo nivel arbitral, pero nada importa, otra vez la gente habla de que la Ginga es brasileña, y aunque aún no la vimos en el césped del Maracaná, parece que Brasil está de vuelta. ¡Salud campeón!
