Farías y su visión actual de la crisis del fútbol boliviano

César Farías siempre deja títulos, esta vez habló de Bolivia en una charla para jóvenes técnicos argentinos

César Farías siempre deja títulos, esta vez habló de Bolivia en una charla para jóvenes técnicos argentinos, en la que también participaron Caruso Lombardi y Gerardo Peluso, dos reconocidos entrenadores argentino y uruguayo, respectivamente.

Luego de dar una ponencia sobre su proyecto de trabajo con La Verde, tal cual hizo con otros webinars en esa cuarentena, respondió preguntas, una de ellas fue de un entrenador boliviano que vive en Argentina y le consultó a Farías ¿Qué debe hacer Bolivia para salir del lugar donde está?. La respuesta de Farías fue larga, incluyó una frase que tendrá repercusiones en la Federación, afirmó que Bolivia hoy no tiene un presidente: «Hoy no tenemos presidente todavía, lamentablementa murió nuestro amigo César Salinas y hoy tenemos una guerra sin cuartel por la Federación y están congeladas las cuentas; Hay una batalla por los derechos de televisión muy grande, que afortunadamente habla de mucho dinero, y todo esto se le suma la pandemia», dijo haciendo una radiografía del momento del fútbol boliviano.

Pero su análisis fue más allá, habló de algo que en su momento Xabier Azkargorta definió como «se juega como se vive», y mencionó que Bolivia es un país en constante cambio, y eso se refleja en el fútbol: «Bolivia es el país en el mundo, por estadística, que más golpes de Estado ha tenido, y más cambios políticos. Eso se lleva a las otras actividades, si ve la secuencia de cambios de entrenadores, dicen que no ha tenido el tiempo o el respaldo».

Y sacó una conclusión, esto es lo que necesita el fútbol boliviano según el entrenador de la Selección, para superar su crisis deportivamente: «El fútbol boliviano necesita continuidad ¡un plan!, y trabajar mucho. Tiene un fútbol de más de cien años, tiene tradición en sus clubes. Pero por sobre todo necesita evitar el lamento boliviano, ese discurso, basta. Que digan que somos malitos, pero les queremos comer el hígado en la altura».

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