No fue el arranque de torneo que pretendía Díaz, su equipo comenzó con derrota y sin goles a favor en Potosí, y tuvo que esperar a ser local para ganar y celebrar un tanto.
El autor de esa primera alegría del equipo campeón boliviano, fue Gilbert Álvarez, que terminó el año jugando sólo un tiempo del partido decisivo, luego tuvo que ir a casarse a Santa Cruz.
Ya con su nueva vida volvió al Valle, había terminado el 2019 siendo el goleador Rojo, y ahora comenzó el 2020 de la misma manera, por ahora el campeón tiene tres puntos y un solitario gol a favor, que se lo llevó a casa el mayor de los Álvarez.
