El tiki-taka, juego más catalán que español de germen holandés, parece no recibir suficientes clavos en su ataúd. Si hace un par de meses el Real Madrid atendió a domicilio 4-0 al Bayern de Munich, esta vez Holanda no parecía la del fútbol total sino el Madrid y su costumbre de jugar sin pelota, con veloces y mortíferas salidas por los costados. Al fin del 1T España tenía 60% de posesión pero a los hombres de Van Gaal no les importaba: pelotazos largos, la sorpresa de Robben en dos ocasiones y una volada para la foto de Van Persie (candidato a ser el gol del Mundial), más un par de tantos casi colegiales por su forma de llegar, le pusieron la primera cifra abultada a este campeonato. Una defensa española de terror, sin capacidad de reacción ni de generación desde el fondo rifó pelotas increíbles y estableció un ritmo que los de la Naranja (más mecánica que nunca aunque esta vez vestida de azul) aprovecharon para tomarse una dulce venganza de la derrota de hace cuatro años. El rostro de Robben después del primer gol ante Casillas lo decía todo, una mirada de satisfacción y malicia que decía mil cosas sin una sola línea de texto.
