Hubo cánticos xenófobos y no se detuvo el partido

Pasó en Avellaneda, el partido que jugaron Racing y Bolívar tuvo una peculiaridad, un sector de la hinchada del equipo local comenzó a corear cantos xenófobos, algo que en el fútbol argentino está “prohibido”, y que los jueces tienen una orden de detener los partidos. La curiosidad en este caso, estuvo en que en la cancha, estaban varios protagonistas directamente afectados, menos a quien apuntaba la canción por los cánticos, y tuvo que ser el mejor jugador del partido, el diez de Racing el que pida cordura y sentido común a sus hinchas, con evidente malestar.
Foto: Eric shu Kitayama / PasionFutbol.com
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Pasó en Avellaneda, el partido que jugaron Racing y Bolívar tuvo una peculiaridad, un sector de la hinchada del equipo local comenzó a corear cantos xenófobos, algo que en el fútbol argentino está “prohibido”, y que los jueces tienen una orden de detener los partidos.

La curiosidad en este caso, estuvo en que en la cancha, estaban varios protagonistas directamente afectados, menos a quien apuntaba la canción, y tuvo que ser el mejor jugador del partido, el diez de Racing, el que pida cordura y sentido común a sus hinchas con un evidente malestar.

“En la Boca son putos, son de Bolivia y Paraguay …”, dicta un estribillo de una canción de la hinchada albiceleste, que jugará una seguidilla de partidos con ese rival, sin darse cuenta que el mejor jugador que tuvo su equipo es de nacionalidad paraguaya, el cuarteto arbitral era paraguayo y en frente había un equipo boliviano con un centenar de hinchas que sufren a diario con la ignorancia de un gran sector futbolero de la sociedad argentina. Romero al percatarse de esto, se cansó, dejó de jugar, miró de frente a sus hinchas y les hizo muecas de que se callaran la boca. ¡Gracias Romero!, no lo hicieron nunca los grandes de Racing o Independiente, Milito, López, Saja, prefieren mirar a otro lado, esto es un pan diario en Avellaneda y un chico de 23 años se animó a decirle a su propia hinchada, ¡Silencio!. Respiró hondo, miró a la popular y le hizo que no con los dedos. Se puso el dedo índice en los labios y pidió silencio, enojado, molesto, irritado. Algunos otros hinchas, se dieron cuenta de la situación y comenzaron a corear el nombre del 10.

El daño estaba hecho, una vez más, la comunidad boliviana, la paraguaya y la gente que no entiende como el folklore del fútbol puede disfrazar el tamaño de ignorancia, estuvo una vez más ofendida, fue ante los ojos del Continente y a partir del pedido de Óscar Romero esperamos la sanción, y una ejemplificadora multa para el Club que permite una expresión tan popular y xénofoba en sus instalaciones hace décadas.

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