La crónica de una derrota anunciada

Para entender qué pasó con Blooming, y el porqué ese equipo mixturado a la hora de definir el torneo.

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Foto: Late!

El ambiente enrarecido de Santa Cruz terminó por explotar inmediatamente se dio la consagración de Bolívar, que es un punto y aparte en esta historia. La Academia paceña hizo lo que tenía que hacer, ganó y se queda al margen de la polémica entre equipos cruceños.

La historia comenzó con una nota realizada por Blooming Noticias a su entrenador Mauricio Soria el sábado por a tarde, ahí el DT, por decisión propia contó que renunciaba al cargo y que se iba a despedir del equipo el domingo. A pesar de la rareza de la decisión -sobre todo el día y la forma- parecía estar todo enmarcado en una lógica, y es que la mayoría de los blooministas estaban resignados esperando saber cuando dejaría el cargo su DT porque era el principal candidato a dirigir la verde.

Lo raro vino después, porque ya de madrugada el domingo, un post en la cuenta de Agustín Zambrana hacía públicas dos decisiones, la aceptación a la renuncian de Soria y el inicio del paro de actividades de su primer equipo. La hora, 1:00 am del mismo domingo en que se jugaba el partido le dio un marco extraño a todo esto.

En horas de la mañana del domingo la dirigencia, con la intervención de personeros de la Federación y de FABOL, hacían pública la decisión de los jugadores, ellos iban a jugar, pero no había conformidad para que Mauricio Soria dirija.

Ya en las inmediaciones del estadio cruceño la gente llegaba al partido, y había un solo comentario, Blooming hoy no gana, la consigna del grueso de hinchas y aficionados de Santa Cruz era esa “el equipo no va ganar”. Era una afirmación que se escuchaba toda la semama, pero no había una explicación de cómo iba a suceder tal cosa.

Dos horas antes del partido un grupo de “jóvenes dirigentes” llegó al Tahuichi acompañados por un equipo entero de jugadores Sub 20 y Sub 19, Fernando “Castor” Suarez los acompañaba, era el entrenador asignado interinamente para reemplazar a Soria.

La noticia de que los jugadores del primer equipo habían llegado al Estadio movilizó a todos, menos a quienes abren las puertas, el equipo estuvo cerca de 8 minutos fuera del estadio, hinchas amedrentaron al bus con el pedido de perder, y las puertas no se abrían, revisaban quienes estaban en ese bus, desafiantes los dirigentes y desafiantes los jugadores. Entraron y comenzó la otra batalla de poder por tener el vestuario.

Soria y su equipo tomaron el control de la situación, pero la dirigencia interceptó la planilla de la mesa de control y a minutos de comenzar el partido la incertidumbre era ya una constante. Juan Daza fue de los pocos dirigentes que hablaron ante los medios, “el presidente es el que decide”, era la única respuesta que obteníamos los medios. Algún sector de la dirigencia quería a Castor y un equipo en cancha, Soria quería despedirse con el equipo en el Tahuichi.

Llegó Peredo, el vestuario se abrió y la decisión final se tomó, los jugadores del primer equipo salieron, y la planilla se completó con un mixturado de jugadores titulares (5), suplentes (4) y dos juveniles uno de ellos debutante en la Liga. Fue él precisamente Sergio Álvarez el capitán del equipo que vistió de guindo, todo un mensaje de cual era el propósito.

Lo que hizo Blooming, fue cuestionado por muchos medios en Santa Cruz, lo cierto es que se mantuvieron en el marco de la legalidad, y por eso Fernando Humérez, presidente de la Liga aclaró que no iniciará ninguna investigación de oficio, porque no es potestad de la Liga juzgar que jugadores pone en cancha uno u otro equipo si está de acuerdo al reglamento.

El Clásico Cruceño tuvo un capítulo a parte, sin jugarse, la rivalidad cruceña a trascendido límites y ahora se habla a nivel nacional del odio entre unos y otros. Comenzó una guerra cruzada y seguramente será un capítulo negro en el fútbol boliviano, aunque no será el último en este duelo de clásicos rivales en el oriente, ya que lo sucedido es comparable a aquel 1991, en el empate entre Boca y Oriente que dejó fuera a River Plate y a más de 20 años del suceso, en Buenos Aires se sigue hablando de aquel “raro” empate en la Bombonera.

Desde aquel Clásico Cruceño del 23/11/2014, los celestes esperaban tener el futuro de su rival en sus manos, fue la venganza que asumieron tras tres años de derrotas, el objetivo era dejar claro que el último clásico de 2014 será inolvidable.

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Terminaron encontrando las formas, no hubo un pedido “oficial” de perder el partido, no existió algún equipo que vaya para atrás -los que vimos el partido podemos dar fe de ello- simplemente decidieron poner un equipo sin peso específico en cancha y que no pueda oponer demasiada resistencia para que la tarde sea toda de Bolívar y no haya margen de error en favor de Oriente. Serán las leyes subjetivas de la ética las que demanden o no estos actos porque no hay manera de hacerlo por otra vía, no rompieron las reglas y normas.

El mensaje fue claro y contundente, el soundtrack en Santa Cruz fue el “Me parece que Oriente no sale campeón, porque Blooming te c…”, y querían dejar bien en claro que lo hicieron, incluso en algún momento de la tarde incendiaron papeles para llamar la atención y mostrar el mensaje en el sector de los Chiflados, mientras el estadio en pleno, entre Bolivaristas y Blooministas cantaban la canción del momento.

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