Se terminó la espera. Increíblemente, la imagen de Philipp Lahm levantando la Copa del Mundo en el Maracaná pronto será desplazada por la de otro capitán alcanzando la gloria. Esta vez, en el Luzhniki Stadium de Moscú, mismo escenario en el que el anfitrión inaugurará la gran cita ante Arabia Saudita, este jueves a las 11:00 (HB).
Por delante, tenemos 64 partidos y un sinfín de emociones. Y por más que se trate de anticipar algunos candidatos (campeón, decepción, revelación, goleador, etc.), es imposible saber qué elementos quedarán grabados con más fuerza en nuestras memorias al término del campeonato. El fútbol es así, puede pasar cualquier cosa.
Lo cierto es que el Mundial siempre despierta el espíritu futbolero del colectivo. Hasta los menos afines al deporte en general se prenden a sus pantallas para ver por lo menos un par de partidos. En familia, entre amigos o, por qué no, con la única compañía de una faceta personal previamente desconocida. Y eso es lo que hay que valorar.
Se viene una fiesta a la que absolutamente todos están invitados. Y si bien no tenemos la suerte de ver a nuestro país compitiendo, tenemos, como siempre, la posibilidad de soñar con volver a verlo en un futuro cercano. Porque aunque parece difícil, sólo está a mucho, pero mucho, trabajo de distancia. Mientras tanto ¡a disfrutar!
