Tras ubicarse en el sexto lugar de la tabla acumulada, Guabirá se aseguró un premio internacional después de más de 20 años: la Copa Sudamericana. Sus anteriores dos participaciones a nivel continental, en 1976 y 1996, habían sido en la Copa Libertadores, de manera que su retorno al plano sudamericano marcará también su debut en La Otra Mitad de la Gloria.
En sus anteriores apariciones en torneos CONMEBOL, la suerte no le sonrió; en la Copa Libertadores de 1976, a la cual llegó como campeón del fútbol nacional –fue el primer equipo que representó al país sin ser de una capital de departamento, y el único hasta este año (Sport Boys igualó su marca)–, terminó último de su grupo con 2 puntos, producto de una victoria sobre Bolívar en su primer partido; y en 1996 el panorama no fue mucho mejor: también fue último (con 4 unidades), solo que aquella vez, además de derrotar a un equipo nacional (en este caso, San José), consiguió su primer punto ante un equipo extranjero tras empatar 1-1 contra Junior, de Colombia.
En su próxima oportunidad, el equipo de Montero –que, seguramente, hará de local en el Tahuichi Aguilera– buscará mejorar esos números y volver a escribir páginas de gloria en su historia después de varias décadas; haciéndose fuerte de local, puede dar sorpresas, tomando en cuenta que el formato de la Sudamericana es muy distinto al de la Libertadores (se juegan llaves de eliminación directa desde un inicio, no hay fase de grupos) y que Víctor Hugo Antelo le impuso una identidad de equipo luchador.
