The Strongest sufrió una dura caída en la Copa Libertadores, si bien las chances de pasar a la siguiente fase las tiene intactas, fueron errores propios -más que virtudes del rival- que hicieron que no pueda sumar en Venezuela y ahora tenga que jugar con la obligación de ganar en la espalda frente a Sao Paulo.
El onceno inicial de Mauricio Soria era a simple vista un planteamiento con mucho volumen ofensivo, una vez comenzó el partido se vio un equipo dividido y sin conexión, Walter Veizaga en el medio campo no pudo solo con la tarea, si bien tenía la colaboración de Mariano Torres, el argentino no tiene características de un juego de contención.
Aún con Torrez, Escobar, Ramallo, Neumann y Alonso enfocados en el ataque fue Diego Bejarano que llegando por su banda creó y tuvo las más claras chances de gol.
Una vez más los errores defensivos le costaron al Tigre con una línea de tres en el fondo que no termina de complementarse y que se deja ganar por la ansiedad y en muchos casos por la diferencia de estado físico con los rivales, cometiendo errores, como la expulsión innecesaria de Pereyra y la falta en el área de Maldonado, que le terminan constando el partido, y no solo eso, es una baja muy importante para el próximo encuentro.
El ingreso de Raúl Castro en el medio fue la solución temporal a casi todos los problemas de Mauricio Soria, el equipo se ordenó en el medio, pudo crear y dominar a partir de él, los mismos delanteros tuvieron mejores llegadas. Pero la falta de efectividad nunca se corrigió, Neumann perdió dos chances frente al arco -mano a mano con el arquero en un sólo minuto- no las perdió por virtud del arquero Pérez, las regaló a las manos del rival. Alonso tampoco estuvo encendido con remates demasiado suaves para jugadores de su condición.
Por estas razones, por estos errores propios fue que el Tigre cayó ante Trujillanos, que por cierto, nunca antes había ganado en la Copa Libertadores.
