Entre tanta experiencia, resaltaron tres jugadores jóvenes: Azogue, Wayar y Saavedra, todos en sus tempranos veinte, pero con un buen recorrido en sus clubes. Fueron los encargados de darle equilibrio al equipo y hacer un mayor desgaste físico. Así fue su participación:
Pedro Azogue: Fue el único al que le tocó estar desde el arranque. El técnico, que lo conoce bien de su paso por Oriente Petrolero, se la jugó por él –a pesar de que eso implicaba dejar en el banco a jugadores más experimentados, como Raúl Castro y Alejandro Meleán– y acertó. En general, el volante cumplió como eje de juego en un mediocampo muy prolijo y dinámico.
Diego Wayar: La lesión de Jhasmani lo obligó a saltar al terreno de juego muy temprano en el partido, y no decepcionó. Ya había jugado en esa posición (volante mixto) en varios entrenamientos y terminó como uno de los puntos altos del equipo. En el momento de mayor presión peruana, aguantó la pelota en terreno rival y manejó los tiempos como si tuviera cien partidos en la espalda. Pero no, era su debut absoluto.
Erwin Saavedra: Sólo jugó media hora, pero le alcanzó para demostrar su potencial. Reemplazó a un agotado Escobar por el carril derecho y, al aportar más ida y vuelta por ese sector, le simplificó la vida a Edemir Rodríguez, que no la estaba pasando bien. También incursionó en ataque un par de veces, y estuvo cerca de marcar un golazo de zurda después de una gran jugada personal. Pasó a centímetros del ángulo superior derecho del arquero Gallese.
