Al final nadie cantó en Viña del Mar. Después de ver el Chile-Ecuador este era el partido más ganable de los tres –si ello es posible– más por los nombres que México no llevó a Chile que por el fútbol que muestra Bolivia. Rafa Márquez y cinco mundialistas apoyaban a una selección con la que el Piojo Herrera “salvaba” la invitación de la CONMEBOL a esta Copa América.
De entrada Bolivia, de blanco, quiso imponer condiciones, pero los aztecas se adueñaron de la pelota y a los de Soria les costaba mucho recuperarla. A los 12 ese postazo de Pedriel pudo haber cambiado la historia. Martins era casi un mediocampista volcado sobre la derecha, Pedriel y Jhasmany como delanteros reales y el primero bajando a marcar cuando era necesario. El peso de la experiencia: Raldes le ganó todos los duelos al “Mohicano” Vuoso, al igual que Rafa Márquez a Martins. Por algo el juego en el 1T fue altamente centralizado.
En México entraron Herrera por Jiménez y Aquino por Rafa Marquez para convertirse en un 4-3-3 que hizo pasar auténticos sustos a Bolivia en el 2T. A su vez en Bolivia entró Escobar por Jhasmany, algo tarde porque eso incluía un cambio posicional en el que Escobar bajaba permitiendo que Martins quedara de 9. Bolivia casi terminó agazapada con una que otra salida, desesperantemente previsibles, haciendo que cualquier posibilidad de ataque fuera contenida.
Sí, los nacionales fueron muy ordenados en la zaga con un par de desinteligencias que el rival no aprovechó. Pero el problema es que Bolivia sigue siendo un equipo inofensivo. Generosos Zenteno y Morales, oficioso Raldes, algo nervioso Hurtado y muy engolosinado Martins con la pelota; como siempre Chumacero presente en todo el campo. Pero de mediocampo para arriba los engranajes se mueven lento y sin sorpresa. Hay una mejoría evidente en relación al equipo que el otro día jugó con Argentina, es cierto, pero de la selección mayor se espera mucho más y se puede, hoy Soria mostró tiene con qué. Y una cosa para aplaudir y no perder: la actitud, de una entrega que nunca cejó. Porque contra Ecuador y Chile, o cantamos goles o nos volvemos.
