Jugó en el Corinthians en los años ´50; fue arquero del mítico Santos, bi campeón mundial Inter clubes en la década del ´60; y ganó dos veces la Copa del Mundo con Brasil el ´58, en Suecia; y ´62, en Chile.
Elegante para cubrir el puesto más injusto del fútbol, fue un arquero técnicamente cuasi perfecto.
Compañero de club, en el Santos, fue el encargado de consolar al joven Pelé cuando, a sus 17 años, debutó en la selección brasileña en el mundial del ´58.
Fue una persona muy responsable y por eso respetada y estimada dentro y fuera de campo, inclusive por los eventuales adversarios deportivos.
Gilmar Dos Santos Neves, descanse en paz.