Roger Bello veedor en la noche del bochorno

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Cuando pasó la agresión, los jugadores de River afectados por le gas pimienta que fue lanzado desde la hinchada de Boca hacía la salida del vestuario visitante a la cancha de la Bombonera, buscaban al veedor del partido.

De repente salió Roger Bello, funcionario de la Federación Boliana de Fútbol, que al entender la gravedad de la situación, tomó el teléfono y no lo soltó más, caminaba, hablaba con la gente de River, de Boca, con el equipo arbitral, y daba vueltas por el campo de juego. Tuvo que bajar Eugenio Figueredo ahí cerca del campo, y con su celular llamaron a Juan Ángel Naput. La decisión estaba tomada el partido no iba a seguir, pero nadie quería hacerse cargo.

La llamada terminó y Bello se fue al vestuario, por unos minutos más reinó las incertidumbre, luego salió el dirigente Boliviano y hablaron con los jefes de seguridad. El arbitro y sus asitentes, le pidieron a River que decida si quería seguir. Le pidieron a Boca solidarizarse con sus pares. Todos se negaban a hacerse cargo. Mientras volaba un drone sobre la cabeza de todos, que se metió al estadio y partió desde la tribuna de donde lo piloteaban.

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Finalmente con más de una hora de espera Roger Bello se cansó y dijo “se suspendió”, así de escueto. Conmebol se hizo cargo de la situación y el bochorno se consumó, faltaba más, otra historia nefasta, dos horas y monedas del partido detenido y nadie podía salir de la cancha, los jugadores de Boca se negaban a acompañar a los de River. A pesar del pedido de Arrubarrena -que fue el único que acompañó a sus pares de River- los jugadores Xeinezes quedaron en la cancha. A pedido de Orión, decidieron aplaudir a su gente y retirarse.

Roger Bello seguía en cancha, vio como esa lluvia de botellas caían en la cancha, cómo se fue River, cómo se fue Boca. Y se fue al vestuario a hacer el informe con los arbitros, mismos que serán elevados a Conmebol y que definirán el destino del partido del bochorno, que tuvo a un boliviano en medio de la fiesta y al teléfono para tomar una decisión que tardó demasiado.

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