URUGUAY 1 – ITALIA 0: Todo apretado, todo mordido

Los puños, las camisetas, los dientes, las opciones de creación, todo apretado, todo mordido.

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Los puños, las camisetas, los dientes, las opciones de creación, todo apretado, todo mordido. ¿Qué tipo de duelo esperaba uno al ver esos nombres? ¿Qué tal sabiendo que Italia se conformaba con el empate y Uruguay debía sí o sí ganar? Por eso los italianos se apegaron a su libreto histórico. Nada de innovar o andar experimentando, catenaccio puro y duro, poner un candado atrás y buscar opciones de salida para contragolpear de forma rápida y letal. El duelo inicial lo ganaron, el de la tenencia de pelota: Uruguay no la tenía y se desesperaba, porque con el 36% de posesión en el 1T no había mucho espacio para hilvanar jugadas de ataque. Italia jugaba con la desesperación de los charrúas, que solo intentaban ollazos, todos rechazados por Bonucci o Barzagli. Las salidas debían aprovechar a Marchisio y a Pirlo para tratar de generar ataque, pero ese orden no se complementaba con Immobile y Balotelli, imprecisos y desconectados. Por eso la entrada de Parolo reemplazando a SuperMario no sorprendió.

En eso, comenzando el 2T, la expulsión de Marchisio. A estacionar el bus en el área aunque entre Cassano para tratar de crear en mediocampo. Del otro lado, la paciencia de Cavani, Suárez y el Cebolla Rodríguez para generar peligro (poco) y el aguante de Giménez, Pereira y Egidio Arévalo, que cortaban los tímidos intentos italianos de atacar. Y la mordida de Suárez, claro, una que le puede costar la continuidad en el Mundial, Chiellini mostrándole el hombro al colegiado mexicano Marco Rodríguez. Hasta que el córner, la pelota parada, la sagrada pelota parada que tanta oportunidad le da a los charrúas y el cabezazo de Godín, ahí con ese mismo lugar de la espalda que hace un rato mordiera Suárez a su adversario. Italia recién se anima a atacar pero ya es tarde: después de ganarle con oficio a Inglaterra, Cesare Prandelli se guardó las ganas de jugar a los suyos y difícilmente iba a hacer en 10 minutos lo que no hizo en 180. Se va Italia porque nunca quiso jugar y no iba a llegar más allá sin abrir el candado. Pasa Uruguay porque venció el cerco y puso más ganas en la cancha, unas que le van a hacer mucha falta en octavos si suspenden a Suárez por sus costumbres vampíricas.

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