El Caballo Saucedo se reencontró con el gol

Saucedo volvió a anotar después de un largo período de inactividad por lesión, marcó el empate agónico ante Bolívar en el Tahuichi.

20151129__9999_662 - copiaFoto: El Día

Corrían aproximadamente setenta y cinco minutos del partido, Blooming caía por dos a uno en su estadio y, a pesar de tener el dominio de la pelota, como en la mayor parte del encuentro, no encontraba los caminos para rescatar al menos un punto contra el siempre difícil Bolívar. Platiní Sánchez, entrenador del equipo cruceño, miró al banco e inmediatamente supo que había llegado el momento de llamar a un jugador que podía cambiar la historia en una fracción de segundo: Carlos Saucedo.

El delantero intensificó de inmediato los trabajos de calentamiento, Platiní dio la orden al cuarto árbitro, y la esperanza de Blooming se veía reflejada en el cartel electrónico, ingresaba el nueve, ingresaba el goleador, volvía el Caballo. Saltó al terreno de juego y se situó en el lugar que más conoce, el interior del área, entre los centrales bolivaristas. Lo acompañaban para buscar el milagro el punzante Leo Vaca, el interminable Pablo Salinas, y Joselito Vaca, más vigente que nunca. En los siguientes minutos a ese ataque se sumaría casi todo el equipo, se le acababa el tiempo a la Academia y no llegaba el gol salvador.

El mismo cartel que hace quince minutos había anunciado el ingreso de Saucedo ahora señalaba el tiempo adicionado, cinco más para buscar la conquista. Pasaron cuatro y parecía que todo estaba perdido para el equipo de Platiní, en una jugada rápida Bolívar salió de contragolpe y encontró a Erwin Saavedra, cara a cara con el portero Araúz, para liquidar el partido. Quedaban segundos, un tercer gol paceño hubiera sido letal, pero el juvenil definió con fuerza insuficiente, y dejó con vida al local, para buscar todo en un último ataque.

No había tiempo para una jugada elaborada, desde la defensa partió el pelotazo al área, buscando la cabeza de uno de los hombres de arriba. Se pasó Huth, arrastrando la marca de Eguino, y apareció por detrás Leo Vaca, autor del primer gol y de gran labor durante los noventa minutos, metió la pelota a la altura del punto del penal, parecía que no llegaba nadie, se pasó el segundo central, sobró el debutante arquero Rojas, y la encontró el goleador, entró el Caballo para puntearla con lo justo, la clavó arriba y terminó el partido.

La última imagen deja a Saucedo, gritando su gol con el alma, abrazando a sus compañeros entre los incrédulos bolivaristas que estuvieron a segundos de hacerse con la punta. Ese grito, que significa mucho más, más que la importancia del gol marcado, porque marcó un desahogo después de una espera de tres meses, y por sobre todo, marcó un hecho que no puede pasar desapercibido para los próximos rivales de Blooming: el regreso del Caballo.

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