Jhasmani Campos llegó al Tigre en diciembre de 2017, desde el primer día se ganó un lugar en el once de Carlos Ischia, y aunque -como todo el equipo- se fue aceitando su posición, su función y sus vínculos futbolísticos con todos sus compañeros, se hizo importante en el onceno del argentino.
Sin desesperarse, aunque con ganas de anotar, Jhasmani Campos venía probando, con la buena pegada que tiene en la zurda, pasó seis fechas intentanto romper el hielo con las redes. ¡Se le dio! y fue un golazo, porque recibió la pelota cerca al vértice el área grande de Hugo Suárez, y el once ya sabía que es lo que pedía la jugada. Dejó en el camino a un central para ganar ángulo, abrió el pie izquierdo y acarició la pelota, la puso en el ángulo.
El grito de gol de Jhasmani fue la mejor muestra de lo que significó ese tanto para él, un desahogo, se sacó la mufa y volvió a gritar un gol en el fútbol boliviano tras un año y tres meses.