La historia de la histórica clasificación de la U

Puerto Ordaz es una sede que está conectada a las alegrías del fútbol boliviano, esta Copa Libertadores cruzó a la U de Sucre.

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Puerto Ordaz es una sede que está conectada a las alegrías del fútbol boliviano, esta Copa Libertadores cruzó a la U de Sucre con Mineros de Guyana, un equipo que juega en el estadio Cachamay.

Allá la U comenzó a soñar, le ganó con un gol de Leonardo Castro al venezolano y logró sus primeros puntos como visitante en la historia del Club en la Libertadores. Ese triunfo encaminó a la U a construir su confianza para recibir a Huracán y a pesar de empatar en Sucre -con Cruzeiro primero- y los argentinos después, pudo creer, soñar y luchar. Así fueron a Buenos Aires, empataron con Huracán con aquel gol de Miguel Suárez, y la U ya no solo creía, sentía que podía pasar. Vino Mineros a Sucre y con simple efectividad, el equipo de Baldivieso logró sus primeros puntos en Sucre.

La apuesta era grande, era soñar e ir a sacar puntos al Mineirao, pero había un plan B -sustentado en su invicto- ese plan se tuvo que activar al tener dos goles en contra en Brasil. Volver la mirada a donde todo comenzó, Puerto Ordaz, allá Mineros apabullaba -ya eliminado- pero con mucho amor propio y coraje deportivo, a Huracán. Entonces a la U ya no tenía la cabeza en Brasil, se la llevó a Venezuela, ya no tenía los pies en el Mineirao, querían correr a ver la TV para saber que era cierto.

El corazón de los capitalinos se fue de Belo Horizonte y llegó a Sucre, el sueño se consumó en Puerto Ordaz, otra vez la conexión cósmica con las alegrías del fútbol boliviano, alinearon los planetas. La U tuvo el merecido resultado a una buena campaña en Copa. Sus nueve puntos lo consolidaron como segundo en el grupo tres. Sus ojos se llenaron de lágrimas y la U dio el paso histórico, es uno de los dieciséis mejores de la Libertadores.

“Universitario ha clasificado, no gracias a Mineros, sino por virtud de los jugadores que sumaron los puntos necesarios para clasificar”, dijo su DT orgulloso, la hazaña se consumó, pero se fue construyendo punto a punto y con un mérito propio que requirió una manito de la justicia divina.

Como el emocionado Baldivieso en el vestuario del Mineirao, nosotros gritamos con él “Viva Bolivia”, que esto es un mimo al lastimado fútbol boliviano.

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