Desde los hinchas que tardaron quince días en llegar al Estadio Morelos, hasta el Presidente que prefirió vestirse de hincha en Michoacán.
Es cierto que no fueron muchos, Morelia no es una ciudad que se caracterice por tener muchos residentes bolivianos, por eso se explica que fueran pocos los boilvianos que acompañaron al Tigre, algunos -muchos- incluso llegaron desde el D.F. a cuatro horas de viaje por tierra, para ver al Tigre.
¿Desde Bolivia? Fueron dos! locos ellos, salieron hace dos semanas de La Paz y llegaron con las justas, directo al hotel Holiday Inn, tuvieron su recompensa, la dirigencia les entregó dos entradas de cortesía y pudieron compartir algunos minutos con los jugadores que les agradecieron por el sacrificio.
Otros en cambio, hinchas VIP, claro, dirigentes, César Salinas la máxima autoridad del Tigre prefirió el bajo perfil. Llegó un días después a Morelia, estuvo cerca del equipo pero a la hora del partido prefirió estar con la hinchada, irse a las graderías y no estar en el “aburrido” palco VIP.
Vaya, cuantas historias, habrán sido un puñado de hinchas, quizás no superaron los 30, pero cada uno con sus historias, con sus sensaciones, sin duda a ninguno, desde donde haya partido se le borrará la sonrisa de ver a su equipo cumplir el primer objetivo copero y conseguir un buen resultado tras más de 20 horas de viaje.
