Sueños con el sabor de Cuba

Las pruebas de atletismo se dieron inicio el fin de semana en medio de eso recordé un suceso que marcó mi viaje a Venezuela durante Los Juegos Deportivos del Alba. Por si no saben o no lo recuerdan, los países que conforman el Alba son: Venezuela, Ecuador, Bolivia, islas de Centroamérica y la famosa Cuba.
Foto: Getty
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Las pruebas de atletismo se dieron inicio el fin de semana en medio de eso recordé un suceso que marcó mi viaje a Venezuela durante Los Juegos Deportivos del Alba. Por si no saben o no lo recuerdan, los países que conforman el Alba son: Venezuela, Ecuador, Bolivia, islas de Centroamérica y la famosa Cuba.

Desde siempre anhelaba conocer a un atleta cubano, ya que tiene medallistas olímpicos en diferentes pruebas. Este sueño es un poco raro, dirán ustedes, pero todo proviene de algo muy simple, mi entrenadora es cubana, y no para de hablar de este país tan conocido en el mundo, por su sabor, por su cultura y sus raíces.

Las gimnastas cubanas eran un misterio que me moría por descubrir. La oportunidad deseada la tuve al final de la competencia, cuando me invitaron a una fiesta ”privada” en una de sus habitaciones. Emocionada por tan honorífica invitación, le conté a mi entrenadora, que según yo, el permiso estaba sobreentendido. La competencia terminó, cenamos con mi compañera de equipo y algunas venezolanas, pero después de una rato había llegado la hora. Subí a la habitación con unos parlantes para Ipod y se dio inicio al boliche improvisado. Al verlas, no imaginaba que era permitido bailar de esa forma, pero la verdad estas cubanas acomplejaron a mi pequeño reparto de pasos que uso cuando salgo de fiesta. Era como ver un video musical reguetonero. Me dije a mí misma Marlen, tenés que aprender a bailar de esta forma.

Tuve a las mejores maestras, y aprendí, casi con título profesional, a bailar reguetón. Pero lo más interesante fue al finalizar, cuando agotadas por tanto baile, nos distribuimos por la habitación a charlar. Descubrí la sencillez que llevan, con un toque de picardía. y también su lado triste. Me contaban de cómo entrenaban –una cantidad de horas ¡absurdas! – no tenían el privilegio de viajar y probarse como atletas. Otra parte que me llamó la atención era que vendían sus uniformes para comprar cosas elememntales de higiene como la pasta dental.

En unos días les tocará probarse, algunos ya lo hicieron y solamente les deseo la mayor de los éxitos para unos deportistas completos, pero que muchas veces no tienen la posibilidad de probarlo. Esperemos que con la apertuda nueva de fronteras, las cosas cambien para ellos.

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