Tras casi diez meses al mando de The Strongest, finalmente César Farías está ante la oportunidad que, en primer lugar, fue lo que más lo sedujo para llegar al fútbol nacional: la Conmebol Libertadores.
Fue justamente en un partido de Copa, ante San Pablo de Brasil, que dirigió por primera vez al club de Achumani. En aquella ocasión, el equipo quedó prácticamente a un gol de los octavos de final (empató 1-1; con una victoria, hubiera clasificado), pero el venezolano, sabiendo que el Tigre estaba a punto de clasificarse a su sexta Libertadores consecutiva, se mantuvo firme.
Culminada la temporada, sorpresivamente –se decía que sus pretensiones económicas eran inalcanzables para cualquier club nacional–, renovó su vínculo con el equipo atigrado. Y seis meses más tarde, levantó su primer trofeo de primera división tras una campaña espectacular del equipo aurinegro (además, se lo arrebató de las manos a Bolívar).
Ahora, su objetivo, como había dicho desde un principio, es hacer historia con el club, que nunca llegó a figurar en los primeros planos del fútbol sudamericano. Ahora, la historia es distinta: viene preparando al equipo para este partido durante varios meses –el principal propósito de las giras internacionales del club era darle a sus jugadores el roce necesario para encarar este torneo–, a diferencia de aquel choque contra el San Pablo, cuando sólo había tenido un par de entrenamientos con el plantel. Ahora, es momento de demostrar.
