Didier Drogba además de conseguir muchas cosas en el fútbol puede decir, orgulloso, que ha logrado detener una guerra civil en su país. Es del tipo de personas que cambia las cosas, que hace diferencia y esta noche lo demostró: su entrada fue determinante para que los Elefantes le dieran la vuelta el partido a los samurais azules, que lo ganaban desde los 16′ con un latigazo de Keisuke Honda. Zaccheroni mandó al equipo azul a agruparse atrás al mejor estilo italiano y eso detuvo el ímpetu africano por un tiempo, pero a los 63′ entró Didier y se acabó todo: con una diferencia de 100 segundos entre los dos goles, primero habilitó a Koby y luego a Gervinho, en una jugada fotocopiada. La banda izquierda nipona se abrió y un par más de ataques llegaron, sin el mismo efecto. Flojito el partido en lo técnico, pero el entusiasmo en las tribunas lo equilibró.
