NIZHNY NOVGOROD. Que difícil se me hizo poder sentarme a escribir este día, es que nunca llegaba el momento, y cuando llegó, el cansancio se adueñó de mi y terminé declinando la idea a cambio de unas horas de sueño, es que este tipo de coberturas -son hermosas- pero tienen a cambio un importante despliegue físico, y ante la oportunidad de asistir a un partido soñado -porque FIFA nos otorgó una espacio en el Croacia – Argentina- ameritaba un pequeño sacrificio.
La cobertura de este partido se comenzó a planificar hace mucho, es que era el gran partido de la primera ronda, y aunque fuimos con ganas de ver la explosión de Messi, nos encontramos con el gran Luka Modric y un equipo ambicioso que destruyó y expuso la peor cara de un equipo roto. Ese era el lugar donde teníamos que estar, y estuvimos, ese era el lugar donde queríamos estar, porque si antes de comenzar la Copa nos daban a escoger un partido elegíamos ese. Por eso la planificación comenzó hace rato, porque sabíamos que el mundo entero se iba a volcar a allá.
La ida fue espectacular, en un tren cómodo y cargado de ilusión con hinchas de Argentina y Croacia, sabíamos que íbamos a un partido que iba a marcar un antes y un después y así fue, aunque el resultado no era el que esperábamos
(me declaro eterno enamorado de la Selección Argentina) y estar en la zona mixta tras el partido confirmó sensaciones, la Argentina tiene a su peor rival adentro, debe primero superarse a sí mismo para pensar en ganar un partido.
La vuelta fue más complicada, ya es parte de otra historia, el día 12 que también termina, es que la salida a Nizhny Novgorod no tuvo noche, fue un día de 48 horas, y no les miento, cuando llegamos a las tres de la mañana, era de día, cuando nos fuimos del estadio a las dos de la mañana del día siguiente era de día de nuevo, la corta noche del 21 de junio duró un par de minutos en el segundo tiempo, justo cuando Modric y Rakitic nos obligaban a poner los ojos en el campo de juego.
