Al Tigre le faltó poquito para hacer historia, tuvo un gran partido en Liniers, sobre todo en el primer tiempo, fue el mejor de los dos.
Tuvo la ocasión más clara para definir el partido, lo tuvo en los pies de Alfaro, ingresaba solo para encarar al arquero Sosa, le faltó convicción para definir como lo hizo Lucas Prato, la única que le quedó para encara el argentino la cambió por gol.
Al Tigre le sobró actitud, pero le faltó un poquito más de concentración, el segundo tiempo tuvo que aguantar el partido, y llegó el gol de Prato, minutos después con el ingreso de Correa, se le hizo insostenible a los atigrados, a pesar de tener ya a Bejarano y Melgar reforzando la marca, no pudo contener, el desborde al que fue sometido y en solo dos minutos le estocaron dos veces el corazón.
Luego fue Correa y a loas 37 del segundo tiempo ya el partido parecía definido, no tuvo más fuerza, no hubo esa convicción necesaria para terminar de completar un buen partido.
Es cierto, el juego deja tranquilos a muchos, el Tigre jugó un buen partido y medio, y un mal cuarto de juego donde cobró los goles, ahora la obligación es jugar y ganar en Perú, esa parece ser la clave para triunfar en el Grupo 1 de la Copa Libertadores de América.
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