Foto: Marka Registrada
Alguna vez fui a una fiesta infantil en la que todos los peques lloraban asustados por el payaso que debía animar la fiesta, y hoy me acordé de esa ocasión al ver este partido y este arbitraje.
Para entender brevemente lo que pasó, tome usted el anterior clásico liguero e invierta los colores de la indumentaria. Una expulsión a los 20+ del 1T determina que el patrón de juego se quede fijo: un equipo con la posesión y otro aguantando los embates y esperando definir de contra, hasta que todo queda en tablas.
En un match del que siempre se espera más, da pena que el juez haya sido el paupérrimo protagonista. Juan Nelo García mostró una roja a Danny Vaca que después cambió para Tenorio en lugar de consultar primero con su asistente, expulsó a Craviotto y a Nelvin porque le dio la gana y finalmente convalidó un gol que no convalidaba ningún otro árbitro del mundo, cuando había un jugador tendido en el piso. Durante la semana Guido Loayza condicionaba a los árbitros y desdeñaba al rival con esa figura (me hizo recordar al famoso y acertado tuit de Leo Fernández) pero alguito de razón tenía: el arbitraje boliviano pasa por uno de sus momentos más bajos.
En resumen, fue The Strongest el que tuvo el balón (tal vez 60% o más de posesión) y Bolívar el que manejó, sin pelota, los hilos del partido, estacionando el bus en su área y defendiéndose después de marcar el 1-0 gracias a un regalo del Chacha. El gol del empate, polémico, le ayudará a Guigo Ramallo a levantar el ánimo ante el bajón anímico de la semana pasada.
La sur no se llenó y hay que culpar al alto precio y a los revendedores, que llenaron las arcas de Bolívar pero deslucieron la asistencia. Así fue este clásico 195: deslucido.
