Poco más de cuatro años atrás, Leonel Álvarez sorprendía a propios y extraños al convocar a una joven figura para el inicio de las Eliminatorias rumbo al Mundial de Brasil. Con 20 años recién cumplidos, James Rodríguez se había destacado en el fúbol argentino, en las selecciones cafeteras juveniles y comenzaba su aventura europea en el Porto, pero pocos esperaban su aparición en la Selección mayor.
Contra todo pronóstico, el nacido en Cúcuta debutó con el equipo absoluto de su país un 11 de octubre del 2011, nada más y nada menos que en el Hernando Siles, escenario que volverá a pisar por primera vez desde aquella ocasión.
Con la ‘5’ en la espalda y lejos del lugar que hoy ocupa dentro de la élite del fútbol mundial, la gran aparición del fútbol colombiano en los últimos años iniciaba su camino en la Selección en el gramado del principal escenario del país, contra una Bolivia que buscaba debutar en casa con una victoria. Para el infortunio nacional, Rodríguez comenzó a mostrar lo que conformaría con el paso del tiempo.
El volante cafetero se comió la cancha. Pese a su edad, mostró un despliegue táctico propio de un jugador con mucho roce internacional, que en combinación con un despliegue físico poco usual en extranjeros que visitan el Siles, lo erigió como la gran figura de ese partido, que sería victoria por 2 a 1 para los suyos.
Con el pasar de los partidos, el hoy jugador del Real Madrid fue afirmándose en el equipo, hasta convertirse en su principal estrella. Hoy, cuarenta partidos y trece goles después, el goleador del último Mundial tiene todas las fichas puestas para liderar a su equipo en su regreso a La Paz, ya convertido en la estrella mundial que todos conocemos.
